Javier Löpez: abril 2014

Guión I

… el hijo y el espíritu santo, amen… (señal de la cruz)

(sacando de las bolsas los utensilios, trapos, etc..)

mira que había escuchado algo, no me lo quería creer… pero presentarse el día de tu funeral… delante de toda la familia… menos mal que aun nos queda un poco de vergüenza en esta pais y la discreción aun es un valor, porque si no, se hubiese liado la marimorena. Ahí sentado, entre tu hermana y yo, mirándote fijamente, llorando mas que yo, desolado de amor, con la pasión que yo tenia cuando nos casamos, esa pasión de amor verdadero, esa pasión que tu nunca tuviste conmigo y que yo fui perdiendo… esa pasión de enamorados, podía hasta sentir que tu cadáver, frio ya, empezaba a calentarse cuando entró en la habitación, en nuestra propia habitación. ¿cuántas veces encendisteis la llama en la misma cama donde luego nosotros dormíamos? Nunca me hiciste mujer, me negaste el derecho a ser madre! (lloro, tristeza)

¿Por que te casaste conmigo si no me amabas?

(estruja los trapos y sigue limpiando)

Y digo yo, ¿que necesidad tenias de hundirme la vida? Tu eras el enfermo, el maricón, ¿porque hiciste de tu pecado, mi pecado? Amen, amen, es mi única oración, cada día la repito por ti, por tu alma. Da gracias que diste con una mujer discreta y fiel, y nadie en el pueblo sabe nada, acalle los rumores y despache a ese con el que te veías, no ha vuelto a acercarse a la zona. Y aquí me tienes, como cada año, limpiando tu lapida y poniendo flores frescas, no por gusto, pero no quiero ser la cornuda del pueblo, la que estaba engañada por el maricón, la “malfolla”. Todos sabemos lo que le paso a la Teofila, la prima de tu abuela, que su marido le hizo lo mismo que tu a mi, pero ahí si que se destapo el pastel, y la pobre mujer hasta el día de su muerte no pudo quitarse la cruz con la que le cargo el marido, ¡y vaya cruz!

¡Y el cura! Engañados nos tenias a todos, no hay día que no baje a misa que me recuerde lo enamorado que estabas de mi y lo que rezaba por la bendición de un hijo para nosotros, tuve que decir que era estéril, para protegerte, para protegerme. ¿Estéril yo? cuando no he tenido oportunidad de saber si tu simiente podía darme un hijo, de consumar el sacramento del matrimonio, aún virgen, como María; a los altares tenían que subirme, por mártir, mártir de tu pecado.

(recogiendo las cosas)

Ya tienes la lapida limpia, no como te la mereces, pero si como se la merece tu mujer fiel y decente, aquella mujer a la que dijiste SI el día de la boda, delante de dios y del pueblo, tu nunca fuiste ese hombre, y yo sigo siendo esa mujer, vivo sin vivir rezando por ti. Adiós (nombre de la lapida, para dar mas realismo a la historia), te dejo aquí solo, si estas en el cielo, es porque tienes que estarlo, pero si yo tuviese un mínimo de poder de decisión, estarías abajo, solo, como yo en nuestro matrimonio. (señal de la cruz/pintarse los labios, beso en la lapida)

Santa María, Madre de dios… (susurro)

(camina hasta desaparecer en el horizonte.)